Cuentos Inacabados – «La Canción del Viento»

No muy lejos de donde ahora estamos, antes de que el tiempo fuera tiempo y los sueños fueran algo más que leves recuerdos al despertar por la mañana, existió un extraño y mágico lugar llamado “El Páramo”.
Allí sus habitantes vivían sin temores ni miedos ni dudas.
Y todo gracias a ella.
El Páramo era especial porque ella, la más dulce y hermosa de las ninfas de agua, se encargaba de cuidar y mimar a sus gentes.
Nacida del rocío de la última noche de invierno y protegida por el suave manto de los pétalos de los nenúfares, Danae pronto se encariñó de todos y cada uno de los habitantes del Páramo, a quienes, secretamente, observaba oculta en los reflejos del sol. Sigue leyendo

Cuentos Inacabados – «Princesas Gemelas»

 

Hace mucho tiempo, en el Reino de Animus, unos Reyes fueron bendecidos con el nacimiento de dos preciosas hijas gemelas.
Mientras fueron pequeñas, el Reino vivió en tranquilidad y armonía, pero cuando las muchachas cumplieron dieciocho años, el cielo se tornó gris, las aves se silenciaron y una extraña tristeza invadió todos los corazones de sus habitantes…todos excepto las hijas del rey, que parecían estar al margen de ese mal.
Los días de alegría dieron paso a oscuros días de silencio. La risa pronto fue un vago recuerdo arrojado al viento.
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Cuentos Inacabados – «Cafeína»

¿Sabes? Todo el mundo es capaz de recordar cómo fue su primer amor, su primer viaje en avión o cuando fue la primera vez que sintió náuseas viendo Telecinco. Yo recuerdo como fue mi primer café.
Con lo nervioso que soy, no debería haber probado nunca aquel brebaje mágico, pero lo hice. Recuerdo aquel cosquilleo en la cara y las manos, como se me aceleraba el pulso y se agitaba mi respiración… y lo simpáticos que fueron los médicos que me atendieron en urgencias aquel día.
Apenas tenía 12 años y ya sabía lo que era una crisis de ansiedad, ¡bien por mí! Tras varias pruebas, me descubrieron un soplo en el corazón, y acto seguido me prohibieron mil cosas, y me pusieron una orden de alejamiento. No podía acercarme a menos de 3cm de una máquina de café, ya que si seguía tomándolo, todo podría terminar de golpe con un infarto. “Podría” dijeron. Sigue leyendo

Historias de Oficina vol10 – La Frase

“Rodó por el suelo buscando un lugar seguro, lejos del peligro que lo acechaba.
Toda la oficina se encontraba cubierta por cenizas y en el aire flotaba una extraña sensación de derrota.
Apoyó su espalda contra un escritorio y trató de controlar su agitada respiración.
El tiempo ya no era su amigo y debía ser tan rápido como preciso si quería salir de allí con vida.
Contó hasta diez y decidió incorporarse, abandonando su refugio temporal, para examinar la zona. Sólo quedaban ruinas de lo que una vez fue aquel lugar.
Un repentino grito de ayuda reveló que no estaba sólo. Giró la cabeza y allí estaba Maggie. Sigue leyendo

Historias de Oficina vol9 – Como Gatos en un Cajón

En mitad de una perfecta oscuridad, una voz rompió el silencio

– ¿Tom? ¿Estás aquí? – preguntó asustada Maggie

Notaba como sus manos estaban atadas por detrás de la silla en la que estaba sentada. No podía ver nada y no sabía qué demónios estaba pasando. Lo último que recordaba era el haber recibido un fregonazo en toda la cabeza de Maléfica cuando estaban a punto de entrar en el ascensor.

– ¿Tom? Maldita sea, ¿estás por aquí? ¡¿Alguien puede oírme?! ¡¿Hola?!

Un extraño ruido cerca de ella fue la única respuesta que obtuvo, lo que quieras que no, hizo que su miedo aumentara varios niveles.
Su respiración se aceleró y comenzó a sudar. Algo o alguien estaba a su lado, observándola en la oscuridad. Pasados unos inquietantes segundos, que para Maggie parecieron eternos, una voz rota susurró algo

– Siiiieeeeteeeee diaaaaassss…. Sigue leyendo

Historias de Oficina vol8 – Explosión

 

Un deslizar de páginas era lo único que amenazaba con romper aquel inquietante silencio que se había formado tras la marcha de Maggie y Tom. Warsteiner ya no sabía a dónde mirar para evitar la ira de la Emisaria que parecía entretenidísima leyendo aquel dossier. Lo que tenía clarísimo es que lo de hacerse el gracioso o el seductor, se había acabado, a partir de ahora se iba a limitar a dar respuestas precisas a lo que pudiera preguntarle.
Deslizó la última página, lo cerró, y pasados unos instantes, lo volvió a abrir por el principio. Sacó un bolígrafo, y de forma intimidante apretó el émbolo, asomando una afilada punta con la que comenzó a escribir unas palabras.

– Señor Michel Warsteiner- comenzó a decir la Emisaria tratando de olvidar la ira que sentía- ¿tiene idea de que va todo esto? Por favor, responda sólo “si o no” – amenazó

Warsteiner tomó aire y contestó lo más educado y respetuoso que pudo:

– Si o no, su excelencia – dijo serio y firme Mike Sigue leyendo

Historias de Oficina vol7 – ¿ En Serio ?

“No pienses en nada, no pienses en nada” se repetía una y otra vez Warsteiner mientras los últimos restos de café goteaban sobre la mesa. Esa era su forma de tranquilizarse. Era mentira, pero era su método. Digo que era mentira porque hacía un rato que había comenzado una auto-discusión filosófica

– Si pienso en nada, es pensar en algo y algo no es nada. Y algo que no nada, muere ahogado, por lo que entonces…- vaciló unos instantes mientras se acariciaba la barbilla-¡Oh Dios mío! ¡Es una trampa!

Se incorporó en el sitio de un salto derribando la silla a sus espaldas. Miró a su alrededor asustado. Su razonamiento le había llevado a creer que todo aquello era una conspiración para asesinarlo porque él era el elegido. O no. Sigue leyendo

Historias de Oficina vol6 – Encuentros y Desencuentros

 

El timbre del ascensor sonó igual que un microondas que ha terminado su trabajo y en su interior esconde ricas palomitas de maíz. Las puertas se abrieron y Tom comenzó a caminar por aquel pasillo blanco y perfectamente iluminado mientras Maggie seguía sin creer que le hubiera pateado el trasero a una anciana. Vale que era una horrible anciana con un corazón relleno de odio hacia la vida humana, pero ella no era así.
Cuando volvió en sí, observó que el lugar al que les había llevado el ascensor tenía más pinta de instalaciones médicas que de típicas oficinas.

-¿Donde se supone que estamos? – preguntó curiosa Maggie observándolo todo

– Aquí es donde sucede todo, Maggie. Ven, no te quedes atrás, si nos descubren, estaremos en serios problemas – respondió Tom mientras se acercaba a una de las puertas que había a los lados del pasillo

– Lo que me faltaba, ahora el tarado este se cree es un misterioso agente secreto… – resopló en voz baja Maggie Sigue leyendo

Historias de Oficina vol5- Hermanos de Grapas

 

Tom observó su reloj. Era la cuarta vez que lo miraba en los últimos veinte segundos.
La Emisaria y Warsteiner hacía un rato que ya no estaban en el departamento pero algo en su interior le decía que no podía quedarse quieto sin hacer nada, debía actuar y no había un segundo que perder…por eso estaba usando su legendaria técnica del “Tiempo Infinito”.
Esa técnica, basada en la experiencia de miles de trabajadores atrapados en turnos agobiantes, defiende que si miras el reloj cada cinco segundos sin parar no sólo no pasa el tiempo más rápido, si no que llega a crearse una paradoja espacio-mareo-temporal, por el cual parece que has detenido el tiempo y tienes la sensación de que terminará antes tu existencia que ese maldito turno.
Tom había perfeccionado tanto la técnica del “Tiempo Infinito”, que lograba que al detener el tiempo se le ocurrieran “brillantes ideas” y de paso, enfadar infinitamente a Maggie. Sigue leyendo

Historias de Oficina vol4 – ¿Bajas?

La diferencia más clara que podemos encontrar entre un ser humano corriente y un héroe, es su capacidad de evitar cosas inevitables.
Los héroes de verdad, pueden modificar situaciones complicadas con sólo una frase ingeniosa o levantando una ceja. Incluso un héroe encontraría, en cuestión de segundos, una aguja en un pajar con la que desactivar una bomba nuclear.
Por el contrario, un ser humano normal como yo, nunca saldría de un apuro con una frase ingeniosa. Es más, posiblemente lo empeoraría todo. Y nunca encontraría una aguja en un pajar. O un ancla.

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